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lunes, 28 de mayo de 2012

REVISTA MUNDO MÉDICO, JULIO 1974


LA VEJEZ 


En el año de 1974, recién llegado de haber terminado en Italia su especialidad en geriatría y siendo uno de los primeros alumnos latinoamericanos en realizar estudios de posgrado con el doctor Pietro de Nicola en el Instituto de Gerontología y Geriatría de la Universidad de Pavia, el Dr. González Aragón, flamante geriatra fue invitado por la revista Mundo Médico para que en su edición de Julio de 1974 coordinara todo el ejemplar sobre el tema de la vejez y sus repercusiones para México. En esta revista se encuentran conceptos que hasta la actualidad siguen siendo vigentes y nos comprueban que las autoridades del sector salud de 5 sexenios han demostrado muy poco interés por asegurar el futuro de los adultos mayores. LA VEJEZ, EL PASO DEL TIEMPO Nuestra conducta para con los ancianos no sólo es inhumana: también es suicida. Equivale a prender fuego a la casa que hemos de habitar. Cada miembro de la colectividad debería saber que su porvenir está comprometido pues casi todos tienen relaciones individuales y estrechas con ciertos viejos. La sociedad dirigente impone su estatuto a las personas mayores, pero el conjunto de la población activa es su cómplice. En la vida privada, ni hijos ni nietos se esfuerzan por suavizar la suerte de sus ascendientes. Los ancianos son siempre perdedores en una sociedad tecnológica que ha hecho de la novedad el mayor valor y ha convertido la experiencia en un estorbo y no, como en otras épocas, en un valor envidiable y largamente codiciado. El viejo queda sin calificaciones porque deja de ser productor. La mujer y el adolescente pueden depender económicamente de los adultos pero tienen defensas de las que carece el anciano: la esposa presta el trabajo doméstico; el adolescente llegará a ser un hombre que podrá pedir cuentas; el viejo no hará sino bajar hacia la decrepitud y la muerte; no sirve para nada. Es un objeto molesto, inútil; lo que deseamos es poder tratarlo como a un cero a la izquierda. Ante el más joven es su caricatura, se divierte en ridiculizarlo para desolidarizarse con él por medio de la risa. La gran paradoja de nuestro tiempo es que los mismos avances médicos que han hecho posible la explosión demográfica harán que existan cada vez más jóvenes pero también un mayor número de viejos. Ninguno de los sistemas contemporáneos está preparado para hacer frente a este desafío. Condenados a un estatuto de subhombres, a la miseria, a la soledad, a la desesperación, la tragedia de los ancianos es la consecuencia final de un sistema de vida mutilador que no ofrece ninguna razón para existir. Los viejos tienen hambre, frío, necesidades exacerbadas por su incapacidad de satisfacerlas. Su cuerpo es sólo frustración y padecimiento. Antes que los libere la nada, han de enfrentarse a los horrores de otras muertes y adioses, padecimientos, esterilidad mental, soledad, conciencia amarga de vivir en un mundo que ya no entienden y que seguirá su curso sin ellos.   Con ayuda de instituciones oficiales y privadas, el hombre debe prepararse para asumir con valor y dignidad las varias etapas de la vejez Como todos los mexicanos, las personas mayores tienen derecho a contar con los medios necesarios y suficientes para satisfacer y disfrutar una vida dentro de los niveles adecuados a su dignidad que les permita utilizar los bienes materiales, sociales, culturales y morales que la civilización ha creado para el beneficio colectivo. Este concepto progresista obliga al Estado a intervenir orientando los estudios necesarios, proponiendo soluciones a la incierta situación de millones de mexicanos de más de 40 años de edad y muy especialmente de los que ya están en la senectud, presenilidad, o senilidad. Esto es todavía más importante porque la vida se ha extendido a consecuencia de la técnica y el hombre es considerado como productor y consumidor de objetos económicos. La gerontología es una de las ciencias que más rápidamente progresa y es uno de los factores de la vida moderna que más investigaciones ha tenido. Tiene una proyección social trascendental tanto en nuestros días como en el futuro económico, político y social de México y Latinoamérica. Las investigaciones gerontológicas tienen una profunda influencia sobre las ciencias humanistas y han causado fuerte impacto en toda la población. Estadistas, industriales, banqueros, líderes obreros, políticos, educadores, profesionistas, han dedicado tiempo a meditar, estudiar y reunirse para cambiar opiniones relacionadas con este problema de la civilización contemporánea, es decir, el de la longevidad vital del hombre; específicamente: cómo utilizar su experiencia en bien de todos. Este aspecto es importante en nuestro medio donde falta en número suficiente hombres versados y con pericia para cubrir las necesidades de progreso social. En reuniones tanto nacionales como internacionales han surgido formas en que se puede conseguir una vida más sana y humana, la reducción de las horas de trabajo, la modernización de las industrias, servicios sociales más abundantes, horas de descanso y esparcimiento. Estos y otros problemas han tenido que ventilar los asistentes a las reuniones convocadas unas veces por los gobiernos, otras por las sociedades gerontológicas y geriátricas, porque las tendencias sociales actuales desean satisfacer las necesidades del hombre respetando su independencia individual y procurando utilizar su experiencia en nuevas industrias complementarias y en las existentes; en servicios sociales, educativos, cívicos. Dentro de la organización más adelantada de un Estado benefactor de prestaciones sociales es muy importante recordar que la atención y la preparación para la vejez tiene varias etapas: la preclínica o preventiva, la profilaxis de las enfermedades y padecimientos de la vejez, que se inician muy pronto en la vida, la etapa de orientación o de tratamientos curativos y el periodo donde solamente se pueden usar medios paliativos. Este último es la condición actual de los cuidados de las personas de edad, pero debemos aspirar a que esta etapa no exista sino en una mínima escala. La inactividad acelera el envejecimiento Es indispensable preparar psicológicamente a las personas provectas y a sus familiares para la vejez, para el retiro, así como preparar actividades adecuadas a sus condiciones psicosomáticas que ayudarán a resolver su situación financiera a fin de que no sean una carga para sus familiares y el Estado. Hay todo un proceso de condiciones, tanto económicas como educativas y sociales que son necesarias para resolver, de acuerdo con el interés individual de la sociedad, de la economía y la situación política conveniente para el Estado, la problemática que constituye la falta de atención a este núcleo de personas. Nadie debe dejar el trabajo prematuramente en bien propio y de la sociedad, ya que la inactividad acelera el envejecimiento. Es aconsejable una buena preparación psíquica para el retiro de actividades o la jubilación; esta preparación debe empezar 10 años antes de que tenga lugar el retiro. Existen miles de hombres y mujeres que combatieron en la lucha armada de nuestra Revolución y son los que han hecho posible el progreso político, social y de servicios públicos del que actualmente disfrutamos. Ahora, las generaciones nuevas tenemos una deuda que pagar y lo mínimo que podemos hacer es permitirles envejecer en forma digna y humana, respetando su independencia ciudadana. Ya se ha mencionado que en la gerontología médica o geriátrica se consideran periodos fundamentales en la clasificación de padecimientos. La etapa preclínica —preventiva de los padecimientos— corresponde de los 40 a los 59 años y la siguiente, que comprende de los 60 años en adelante, es en la que ya existe la presencia de padecimientos que se hubieran evitado o controlado con una buena atención durante el periodo de 40 a 59 años. La tragedia del envejecimiento En nuestra sociedad envejecer constituye una tragedia para la mayoría de los individuos de uno y otro sexo. No existe la debida preparación para las distintas etapas de la vida como son la madurez, la madurez avanzada, la presenilidad y la senilidad, ya que éstas poseen diferentes objetivos y satisfacciones, pudiéndose afirmar que aquel que envejece sin una orientación técnica, asistencia médica y colaboración social, que proporciona la nueva ciencia llamada gerontología, llega a una vejez llena de desengaños, con enfermedades, incapacidades, desajustes económicos y psicológicos que pueden llegar hasta la neurosis, en algunos casos grave. Es triste observar que gran número de personas de edad avanzada se encuentran un punto menos que abandonadas por sus familiares, otras disfrutan de boyante situación económica desenvolviéndose con prestancia y desenfado en las esferas sociales, políticas o en los negocios; pero también existen los que son humillados y relegados como un mueble viejo o que en último caso son hasta maltratados de palabra y obra. Debemos entender por gerontología (del griego geron, viejo o anciano) la ciencia biológica que se ocupa del envejecimiento y, por consiguiente, estudia los fenómenos vitales tanto en sus aspectos fisiológicos normales, patológicos, psicológicos, sociales y económicos que tienen lugar en las etapas avanzadas de la vida. Geriatría (del griego geron, anciano y iateia, curar) es la especialidad médica derivada de la anterior que estudia y trata los cambios y enfermedades del organismo provecto. Los objetivos de la gerontología se dividen en tres grupos: 1.—Biología de la edad. 2.—Problema clínico de la edad. 3.—Problemas económicosociales de la vejez. El primero, que se refiere a la biología de la edad, a su vez se subdivide en los capítulos a): Estudios sobre los fenómenos de la evolución y desarrollo, y b): Estudios sobre los fenómenos característicos de la involución y la senectud. Este aspecto clínico de la edad en general se subdivide en dos grandes grupos: a) medicina pediátrica, y b) medicina geriátrica. Por otra parte, la medicina geriátrica se subdivide en tres ramas que estudian: 1. La senectud y la senilidad normales tanto en sus aspectos físicos como mentales. 2. La dedicada al estudio de las enfermedades de la senectud (geriatría propiamente dicho) que pueden llegar a producir incapacidades o insuficiencias de diversos grados. 3. Aquella que se relaciona con los aspectos psicológicos del individuo de edad avanzada, llamada psicogerocomía. Desempleo, jubilaciones, incapacidades El tercero y último de los objetivos de la gerontología agrupa los estudios de los problemas económicosociales. Entre los aspectos económicos podemos mencionar el desempleo, las jubilaciones, las consecuencias de las enfermedades crónicas o de los incapacitados física o psíquicamente, y el que se refiere al empleo de las personas de edad en las industrias. Otros problemas no menos importantes son el cultural: la educación del adulto y de los familiares que lo rodean, así como las diversas actitudes de ellos para con el anciano; y lo más importante para la humanidad, lo que se refiere a la madurez intelectual y emocional de las personas mayores. Los investigadores tanto nacionales como extranjeros han llegado a la conclusión de que "no se puede esperar una vejez normal si no se ha tenido una atención médica adecuada durante la niñez y la adolescencia". La ciencia médica de este siglo es la responsable de las causas que aumentan las posibilidades de supervivencia de los individuos para una vida más sana y más tranquila. Las cada vez mayores medidas sanitarias (medicina preventiva), habitaciones saludables y una nutrición más equilibrada en sus tres componentes básicos (hidratos de carbono, grasas y proteínas) contribuyen a edificar un edificio más sólido y resistente que es el organismo humano. México es una nación poseedora de un elevado incremento de población, del cual se deriva la "obligada necesidad" de prever y resolver los problemas apremiantes de sanidad, principalmente de ingeniería sanitaria, y de buscar y planear nuevas fuentes de trabajo y de abastecimiento para alimentar a una población en constante aumento. Las autoridades, en este caso, deberán desarrollar su máximo esfuerzo, ya que este aumento constante de población va acompañado de una mayor longevidad de los que la integran. Es por esto que México es considerado como una nación en crecimiento, lo que implica muchos puntos por analizar; por ejemplo, la energía potencial de México, la sanidad biológica y el desarrollo técnico y cultural de toda su población. Aunque la prolongación de la vida tiende a aumentar el número de habitantes de edad más avanzada, aumenta también el número de nacimientos de un año para otro, formándose gráficamente una pirámide que, sin cambiar su forma, sigue creciendo más y más, haciéndose cada vez más grande. Tal es la condición demográfica de México. Muerte fisiológica y muerte patológica Los cambios progresivos del organismo que va envejeciendo no son característicos de enfermedades específicas. La vida del individuo, considerando a éste como entidad, es un fenómeno cíclico que en grandes líneas presenta un desarrollo regular y constante para cada etapa. El periodo de involución es de poca importancia para el género, pero de mucha importancia para el individuo, pues justamente la duración de la involución es el tiempo de descanso de la vida madura a la muerte fisiológica, la cual es más o menos determinante en la duración total de la vida, puesto que evolución y madurez tienen una duración bien limitada para cada individuo. Comparativamente con los animales de capas inferiores, la involución en el hombre dura mucho más tiempo como ser más complejo y evolucionado que es. Por involución entendemos, en este curso de ideas, la contrapartida de evolución, el envejecimiento fisiológico del individuo como conjunto, que termina con la muerte fisiológica. La muerte fisiológica o por vejez en el hombre es sólo un postulado teórico. Aceptamos que no puede el hombre vivir eternamente y que deberá llegar, sin influencia exterior, al término de su existencia terrenal. Esta opinión está apoyada en el hecho de que nunca se ha demostrado que no existe una muerte fisiológica. Por otra parte, sin embargo, se puede alegar con la misma seguridad que tampoco existe una determinación convincente de la existencia de una muerte patológica. Resumiendo ambos conceptos de "muerte fisiológica" y "muerte patológica" podemos decir que la vida humana es limitada y termina a consecuencia de una influencia que llamamos patológica. Pero hemos de pensar siempre que "todo anciano muere por la debilidad senil". Conforto dice que si durante la vida tuviéramos la resistencia a las enfermedades que tiene un niño de 10 años, podríamos vivir aproximadamente 700 años, pero por desgracia la resistencia a las enfermedades se hace progresivamente menos efectiva con la edad. Se puede dividir el ciclo vital del individuo en cuatro etapas: la de desarrollo o evolución, la de madurez, la de senectud y la de involución o senilidad. Cada una de estas etapas tiene sus particularidades. En la primera, la velocidad de los cambios energéticos y de crecimiento son mayores. Mientras más se acercan a la etapa de involución, esos cambios nutricionales y el poder regenerativo de los tejidos disminuyen de manera palpable hasta llegar a ser casi nulos en la extrema senilidad. Naturalmente que podemos determinar el momento final de la involución, es decir, la muerte por vejez en su postulado teórico, pero resulta muy difícil fijar el comienzo de la involución. Si consideramos la involución como proceso continuo que finaliza con la muerte fisiológica, en ciertos aspectos se podría apoyar la opinión de que ésta empieza desde el nacimiento y considerar la vida como "el camino hacia la tumba". En opinión de algunos especialistas el cerebro humano ya desde el nacimiento presenta fenómenos de involución; la elasticidad del iris, por ejemplo, disminuye inmediatamente después de nacer, no significando esto que el individuo como conjunto involucione desde su aparición sobre la Tierra. Entre la época de madurez y la de senectud tenemos el periodo reproductivo que queda situado entre los 15 y los 55 años. La época de mayor rendimiento intelectual la encontramos entre los 40 y 50 años. Sobre el tema sería interesante hacer referencia a las conocidas investigaciones de Charlotte Buhler en su libro El curso de la existencia humana como problema psicológico, donde hace un estudio de la tipología del individuo, dividiéndolos en cuatro grupos según las características evolutivas de su rendimiento intelectual. Estos grupos son: 1. El que tiene gran rendimiento durante su juventud; 2. Aquel cuyo rendimiento va aparejado con la etapa de la vida sexual activa; 3. Aquel cuyo rendimiento intelectual es mayor después de su vida sexual; 4. Aquel cuya productividad intelectual comienza desde muy joven y continúa invariablemente hasta llegar a una edad muy avanzada. Vischer agrega otro grupo a los anteriores señalando que es importante porque agrupa a los individuos que tienen dos épocas de gran productividad separadas por una época de receso o silencio intelectual y cuyo prototipo sería Emmanuel Kant. La involución a partir de los 60 Actualmente resulta un poco difícil señalar el momento preciso en que se inicia la involución especialmente por las variaciones que pueden haber entre los individuos, pero no nos equivocamos si fijamos el inicio de la involución alrededor de los 60 años, momento que coincide con la terminación de la etapa de madurez, transformando la línea ascendente de la evolución en una línea descendente (con una meseta entre las dos), la cual continúa en dirección de la línea básica hasta encontrar a ésta en el punto de muerte fisiológica, pero no llega hasta este punto por ser antes interrumpida por una causa patológica. Helbruna en su libro Fisiología de la edad apoya lo anterior al manifestar que los seres vivientes envejecen porque no tienen capacidad para eliminar completamente los residuos intracelulares. Montgomery y Chil opinan que es la acumulación de productos de desecho la causante del envejecimiento. Jichel va un poco más lejos al opinar que el proceso de la involución se debe a un metabolismo incompleto. Una teoría diferente sobre el tema es la emitida por Lansign al señalar que el aumento del calcio en la corteza celular es el que disminuye la función celular normal, sobreviniendo por tal motivo un déficit funcional. Cowdry, Delage y Jenning sostienen que la edad es el resultado de la diferenciación celular, es decir: las células han perdido su facultad de regenerarse. Rusicks, Marinesco, Eh-remburg, Dor, y otros, argumentan que el envejecimiento biológico es igual al de los coloides. Conwdy dice también que los organismos de edad no tienen coloides viejos sino de reciente formación, pero con características de coloides viejos. Rose está haciendo estudios sobre la relación entre los cambios en las proteínas a las cuales el organismo reacciona por medio de la autoinmunidad. Según sus investigaciones opina que el cuerpo combate por medios inmunológicos su propio envejecimiento hasta acelerar su deterioro. Pauling está haciendo estudios en relación con el mecanismo del sueño, la anestesia quirúrgica, la memoria y sus cambios con la edad. Tyler estudia los efectos de la edad sobre el sistema reproductor, así como de los trasplantes de un animal a otro. Strehler y Shock en sus trabajos llegan a las siguientes conclusiones: 1. Que la mutación celular es responsable de los cambios llamados de envejecimiento y que tienen relación con la longevidad. 2. Que el proceso de control de crecimiento y diferenciación de las células del cuerpo contiene los factores de envejecimiento. 3. Que la acumulación de ciertas materias de desecho en la célula tiene acción sobre el proceso de la edad. Spencer y Muhlman sostienen que la edad se debe a los cambios en el volumen y la superficie celular. Metchnikoff creó toda una teoría de que la putrefacción intestinal era la causa determinante del envejecimiento. (Qué bien que fuera tan simple.) (Nosotros hemos encontrado que durante el proceso de envejecimiento existe una deshidratación celular que dificulta los intercambios Ínter y extra-celulares y que manteniendo una rehidración con equilibrio de los electrolitos se puede retardar el proceso del envejecimiento celular. Mars y sus colaboradores en Italia han corroborado esta teoría.) Retrag y sus colegas han predicho que para el año 2000 el 87 por ciento de los pacientes encamados en los hospitales y el 30.2 por ciento de toda la población tendrá más de 65 años, problema muy grave cuando se tiene en cuenta que nuestra sociedad va prácticamente eliminando o segregando al individuo desde los 40 años, cuando apenas empieza a dar fruto a sus muchos años de preparación, experiencia y madurez intelectual. Parece como que actualmente se menosprecia la sabiduría y experiencia de las personas mayores. Los griegos en su época de oro enaltecían y respetaban a los provectos. En nuestro propio México existía esta situación y todavía en muchos conglomerados y pueblos la junta de los mayores es la que decide sobre problemas locales. La relatividad del tiempo Hemos señalado en líneas anteriores que para llegar a determinar la edad avanzada seguimos un proceso complicado, diferente para cada individuo y muy distinto para cada parte del organismo, especialmente para las variaciones que puede haber entre los individuos. No podemos, pues, medir la edad fisiológica de un sujeto. Lo que más podemos hacer es tasarla y llegar a comprender qué edad fisiológica no es igual a edad cronológica; o lo que es lo mismo: "el concepto biológico de tiempo no coincide, sin embargo, con el tiempo cronológico" (Le Comte de Nouy). El valor del tiempo, pues, es completamente distinto entre dos seres. Por ejemplo, el valor de un día para un insecto, que tiene unos cuantos días de vida, que para un hombre que vive setenta años. Asimismo, el valor del tiempo biológico de un año es mayor para un niño que para un adulto o un anciano; biológicamente, un año "dura" más para el niño. El año está para él más pleno de acontecimientos. Física y espiritual-mente el niño cambia en un año más rápidamente que un adulto. La curación de una herida se hace, por ejemplo, en un niño más rápidamente. Correlativamente lo contrario, las personas de edad se recuperan más lentamente de cualquier lesión. La fuerza física, la capacidad de aprendizaje y la estabilidad emocional, aumentan progresivamente desde la infancia hasta los 20 o 30 años. A esta edad comienza a disminuir la fuerza muscular. La rapidez de los reflejos empieza a decrecer y poco a poco el individuo se vuelve menos ágil, la capacidad de aprendizaje y de memoria duran mucho más tiempo, pero en algunos disminuyen con relativa rapidez. Muchas personas de edad han perdido poco o nada de sus capacidades porque han sabido cultivarlas, cuidarlas y estimularlas, lo que les proporciona con la edad mejores y mayores facultades de raciocinio y de tolerancia que es lo que caracteriza a los capitanes de industria, políticos relevantes, profesionistas, y escritores destacados. Hoy en día el promedio de vida es de 68.2 años para el hombre y 70.2 años para la mujer. En nuestro país, como consecuencia de las acertadas medidas sanitarias, tanto preventivas como curativas, estamos llegando ya a altos promedios de vida, comparables a cualquier país, de los llamados occidentales, que poseen altos índices de promedio de vida. El tiempo se nos ha echado encima El simple conocimiento de que ya estamos envejeciendo produce trauma psíquico, de variable intensidad según los sujetos, y que en algunas ocasiones nos desconcierta completamente. La enfermedad se vuelve más resistente al tratamiento y la recuperación de la salud durante la convalecencia no se hace a la rapidez de antes. El retiro del trabajo o la imposibilidad de encontrar un nuevo empleo, que le está vedado al anciano por la presencia de las canas que denotan claramente su edad, la ausencia de amigos y compañeros que han fallecido y la dificultad de hallar otros que llenen este vacío, señalan también que el tiempo se nos ha echado encima inexorablemente. Todo ello nos obliga a recomendar que periódicamente durante nuestra vida dediquemos unos instantes a la meditación de este tema, sobre lo que estamos haciendo y lo que vamos hacer, justipreciando nuestros éxitos y nuestros fracasos, tanto de nuestras capacidades físicas y mentales como de lo que se relaciona con nuestra situación económica: es decir, hacer un balance de nuestra vida y sentar las bases de nuestro futuro o lo que es lo mismo: hacer un inventario de nuestra vida para el porvenir.

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DR. JOAQUIN GONZALEZ ARAGON

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domingo, 20 de mayo de 2012

REVISTA MUNDO MÉDICO, JULIO 1974

 LA VIDA SEXUAL EN LA VEJEZ 

En el año de 1974, recién llegado de haber terminado en Italia su especialidad en geriatría y siendo uno de los primeros alumnos latinoamericanos en realizar estudios de posgrado con el doctor Pietro de Nicola en el Instituto de Gerontología y Geriatría de la Universidad de Pavia, el Dr. González Aragón, flamante geriatra fue invitado por la revista Mundo Médico para que en su edición de Julio de 1974 coordinara todo el ejemplar sobre el tema de la vejez y sus repercusiones para México. En este artículo se expresan conceptos que en la década de los 70 eran novedosos y causaron impacto en la naciente especialidad de la Sexología, sobre todo porque muy poco se había escrito sobre este tema considerado como un tabú. LA VIDA SEXUAL EN LA VEJEZ Lejos de abandonarnos con el devenir de los años, el erotismo nos acompaña durante toda la vida Típica de nuestros prejuicios sobre la madurez es la historia referida por la doctora Sophia J. Kleegman cuando fue profesora de obstetricia y ginecología en la Escuela de Medicina de Nueva York. Decía: "Cuando era joven residente estaba realizando una operación de plástica vaginal y mi jefe me llamó la atención: Tenga cuidado. No haga sólo que su paciente goce de un buen sostén pélvico, tenga en cuenta que también necesita suficiente espacio para continuar su vida sexual." Entonces ella dijo: "Pero la enferma tiene 56 años", y mentalmente pensó: "¿sexo a esta edad?" Considerando que el jefe de la doctora Kleegman tenía también 56 años le explicó que el sexo no finaliza a los 50 años. "Esta lección", agregaba la doctora Kleegman, "fue de gran beneficio para todos mis pacientes futuros de edad avanzada." Hoy día la educación sexual entre los médicos es todavía inadecuada en muchas escuelas de medicina. Probablemente uno de los más grandes vacíos del conocimiento médico, entre los internistas, es el referente a la sexualidad de la gente provecta. En ocasiones el médico puede mantener propios prejuicios en su consultorio. El eminente autor británico doctor Alex Comfort, especialista en biología del envejecimiento, observa: "La imagen del final de la vida ha sido tal que el individuo asexual espera pacientemente el otro mundo". En nuestra sociedad, juvenilmente orientada, los médicos son los que pueden disipar los errores existentes que se refieren a la "falta de sexualidad en las etapas avanzadas de la vida" y estimular el derecho de las personas de cierta edad a que manifiesten libremente su sexualidad sin la idea de culpabilidad. Mitos e ideas falsas Considérense estos conceptos vistos por una autoridad médica: Los hombres y mujeres de edad no tienen necesidades y deseos sexuales: este mito puede complicar el diagnóstico de los problemas médicos y psicológicos y dañar las relaciones interpersonales dentro o fuera del matrimonio. En realidad la investigación ha demostrado que el interés y la capacidad sexual generalmente perduran hasta la edad avanzada. Los hombres de edad provecta están expuestos a desviaciones sexuales: aquí se refieren al exhibicionista y al individuo que molesta a los niños. Actualmente, el verdadero exhibicionista rara vez se encuentra después de los 40 años y aquellos que molestan a los niños se hallan frecuentemente en las edades medias. El hombre maduro no tiene mayores "prevenciones" que las que tiene el hombre joven, y mirar fotografías "pornográficas" no es diferente a esa edad o a los 10 años. El coito y la emisión seminal se debilitan y tienden rápidamente al envejecimiento y la muerte: éste es un error popular. Si bien las relaciones sexuales pueden significar problemas para los enfermos cardiacos e hipertensos, la emisión no significa mayor pérdida de energía. La inactividad sexual en los últimos años puede prolongar la vi-da sexual: por el contrario, la actividad sexual es importante para el mantenimiento de la libido. Únicamente una persona anciana trastornada se dedica a la masturbación: no es cierto. Muchas personas provectas y mentalmente equilibradas se masturban frecuentemente en sustitución del coito. Después de la menopausia disminuye la satisfacción en el coito, principalmente por razones fisiológicas: en realidad la disminución de la satisfacción sexual se debe principalmente a factores emocionales. Construcción sobre prejuicios "Las personas de edad avanzada son sexualmente poco privilegiadas", afirma el doctor Eric Pfeiffer, profesor de psiquiatría del Centro Médico de la Universidad de Duke y una autoridad sobre sexología y envejecimiento. Él insiste en que las personas de edad avanzada, lo mismo que los jóvenes, deben liberarse. Mientras que la revolución sexual afectó dramáticamente a los adolescentes y a otros, existen personas mayores que todavía están fuera de la situación y la discriminan. Debido a la extensa antipatía hacia lo relativo al sexo en la vejez, incluso los médicos pueden ser renuentes a discutir de una manera clara los problemas sexuales de personas de edad avanzada. Estas actitudes negativas pueden impedir que una pareja de edad provecta tenga intimidad cuando comparte un hogar con hijos que están creciendo. Las viudas y viudos, con frecuencia están presionados y no buscan relaciones ni nuevos compañeros ("No te hagas tonto a ti mismo, querido amigo, cuando deberías conocerte mejor"). Una razón por la que se frunce el ceño ante el sexo en la vejez se basa en el concepto tradicional de que el sexo significa procreación, pero no satisfacción. Presumiblemente, se piensa que una vez que un hombre o una mujer han pasado las épocas de embarazo o de la educación de los hijos, también deben desaparecer "los deseos carnales". Desde el punto de vista del doctor Pfeiffer, la gente de edad avanzada debe obtener libertad para comprometerse sexualmente y tan sólo por satisfacción. De acuerdo con la opinión de los doctores Master y Johnson, cada hombre mayor de 50 años está arbitrariamente considerado tanto pública como profesional-mente como un incapacitado sexual. “Cuando el hombre de edad", dicen los sexólogos, "se enfrenta a cambios sexuales involutivos, inexplicables pero naturales, y queda "desinflado" por el muy extendido concepto psicosocial erróneo de que la incapacidad sexual es un componente natural del proceso del envejecimiento, ¿no es lógico pensar que lleva consigo constantemente la impresión terrible del temor a la ejecución del acto?" Pero hoy día tales impresiones no siempre se justifican, como han demostrado las incesantes investigaciones médicas. Lo que demuestra la investigación Es del conocimiento común que la frecuencia del coito sexual disminuye con los años. Pero muchos trabajos de investigación han demostrado que el interés y la capacidad sexuales no desaparecen con el avance de los años. Lo que sí disminuye es la actividad sexual y no necesariamente a consecuencia de la indiferencia. La literatura médica está repleta de documentos que lo comprueban. Entre los trabajos verdaderamente impresionantes que se están realizando se encuentran los del Centro Universitario de Duke para el Estudio del Envejecimiento y el Desarrollo Humano. En dicho centro, durante las dos décadas pasadas, se realizaron 3 estudios longitudinales con 260 hombres y mujeres que habían cumplido 60 años o más cuando comenzó el proyecto. En resumen, los investigadores encontraron lo siguiente: Del 40 al 65 por ciento de las personas que tenían de 60 a 71 años informaron tener relaciones sexuales con alguna frecuencia. Generalmente los hombres estaban más interesados en el sexo y eran sexualmente más activos que las mujeres. Tanto los hombres como las mujeres interesados en el sexo generalmente sobrepasaban la actividad. Pero la actividad sostenida o en aumento era menos frecuente en las mujeres. Entre los hombres, los solteros tenían aproximadamente el mismo promedio de interés y actividad sexual que los casados. Pero la actividad sexual de las mujeres solteras era prácticamente inexistente en la mayoría de ellas. En el promedio de los 70 años se producía un descenso brusco de la frecuencia del coito, que podría tener relación con ciertas enfermedades. Kinsey y sus colaboradores, in-formaron que la frecuencia promedio de las relaciones sexuales totales a la edad de 60 años era 1.3 por semana, y que a la edad de 70 años era de 0.9 por semana. Una investigación realizada en Carolina del Norte demostró que el 54 por ciento de 149 personas casadas y que oscilaban entre los 60 y los 93 años, todavía eran sexualmente activas. Es curioso que los investigadores de Duke encontraran que en sujetos mayores de 75 años existía un deseo sexual moderado o mediano. De los hombres que se encontraban entre ochenta y noventa años, uno de cada cinco informaron haber tenido relaciones sexuales por lo menos una vez al mes. Según Kinsey, un hombre de 88 años de edad que se casó con una mujer de 90 años era sexualmente activo. Efectos del envejecimiento Por lógica, el avance de los años hace pagar su tributo. En los hombres, el proceso de eyaculación, que cuando se es joven tiene dos fases, se hace de una. Los testículos se reducen en tamaño y consistencia. Los túbulos testiculares producen un esperma delgado y comienzan a degenerarse dificultando la producción de esperma. La glándula próstata aumenta de tamaño, y sus contracciones se debilitan. El líquido se-minal es más delgado y se necesita más tiempo para el orgasmo. Master y Johnson encontraron que especialmente después de los 60 años la erección tardaba mucho más y la eyaculación carecía de fuerza y duración. El hombre provecto no comprende estos cambios naturales y fisiológicos y se preocupa extraordinariamente, llegando incluso al pánico, por temor de perder su masculinidad. Bajo la impresión de que es impotente, puede rehuir las relaciones sexuales en lugar de enfrentar la perspectiva de un ego destrozado por episodios repetidos de incapacidad sexual. En la mujer de edad avanzada se reducen las reacciones fisiológicas y la respuesta anatómica ante el estímulo sexual. La reacción del clítoris a la estimulación directa tiende a retrasarse, mientras que existe una menor lubricación vaginal, y la duración del orgasmo se acorta manifiestamente, si se compara con la mujer joven. Sin embargo Master y Johnson enfatizan que ellos han encontrado "una capacidad sexual manifiesta y un trabajo sexual efectivo" en las mujeres mayores que han tratado. Y especifican: "En una palabra, no existe límite establecido en la sexualidad femenina debido al avance de los años". Pero en gran parte la actividad sexual de la mujer mayor depende de la capacidad e inteligencia del compañero y de la potencia sexual de éste. Los individuos de edad avanzada tienen un apetito sexual psicobiológico que generalmente permanece sin respuesta; es lo que indica el doctor Jack Weinber, profesor de psiquiatría de la Es-cuela de Medicina de la Universidad de Illinois. Por ejemplo pueden necesitar contacto táctil. Pero si un hombre de edad avanzada y enfermo alarga una mano débil para tocar a una joven y guapa enfermera, entonces se le considera "viejo rabo verde". Cuando el hombre o la mujer de edad provecta se sienten sexualmente frustrados rara vez hablan acerca de ello. Existe todavía mayor inconveniente cuando uno de los esposos ha muerto o cesa de interesarse por el sexo. ¿Qué elementos pueden ser útiles, entonces, para cubrir las necesidades sexuales? Algunos médicos y consejeros matrimoniales sugieren la autoestimulación para obtener un alivio de la tensión erótica. Se basan en un estudio que considera la masturbación como una práctica a la que puede recurrir una persona de edad. El sexo se ha normalizado mucho más con la juventud pues con la pérdida de uno de los esposos, muchos viudos o viudas refrenan el deseo de volver a casarse, pues consideran el sexo como algo absurdo "a nuestra edad". Pero los geriatras insisten en que una vida sexual agradable puede minimizar los sentimientos de soledad, aislamiento y privación. Factores de la conducta sexual Es perfectamente sabido que la conducta sexual humana está influida por una variedad de factores, en los que se incluyen las características genéticas y biológicas, relaciones interpersonales y los elementos socioculturales. Para una eficacia sexual continuada en los años de la madurez, todos los estudios consideran que una buena salud y un medio apropiado son de vital importancia. También ayuda la fuerza del propio ser y la atracción erótica externa. Con mucha frecuencia, las personas de edad avanzada están mal conservadas y arregladas, y como compañeros de cama tienen una "envoltura" poco atrayente. Entre los hombres de edad avanzada, mientras que la actividad sexual se pierde debido principalmente a una declinación general de la capacidad biológica, también está afectada por la "fatiga psicológica", fastidiada por experiencias monótonas y repetidas, con carencia de técnicas nuevas y de contactos personales. El envejecimiento de la compañera, con la pérdida del atractivo físico, puede descorazonar el deseo sexual y la respuesta de su consorte. La regularidad de la actividad sexual es también una clave para una respuesta continua; cuando se pierde a la compañera, muchos de los hombres de edad madura manifiestan pérdida de potencia. Todavía más intrínseca para el mantenimiento de la sexualidad efectiva es la consistencia. Si un hombre o una mujer tuvieron una actividad sexual elevada durante los años de formación y los años medios, pueden esperar, más adelante, continuar con un relativo alto nivel. En la mujer que ha pasado la menopausia, y especialmente después de los 60 años, la vagina se hace más estrecha y se atrofia. Debido a esto y a otros cambios estructurales producidos por una disminución de los estrógenos el coito puede resultar doloroso. Para algunas mujeres, la contracción uterina resultante del orgasmo puede ser tan dolorosa que tratan de evitar el coito. Tales dificultades, según opinan Master y Johnson, pueden aliviarse con técnicas adecuadas de reposición de esferoides sexuales. El papel del médico Posiblemente avergonzada por ciertas actitudes sociales negativas, la persona provecta sexualmente inhibida o frustrada, con frecuencia no sabe qué hacer, ni hacia dónde dirigirse para una orientación. Es en este momento cuando el médico puede jugar un papel constructivo. También la educación sexual para las personas mayores se está poniendo al día y va en aumento la necesidad de hacerlo. El médico, figura clave con autoridad, es quien puede combatir mejor los presentes temores. Más allá de la terapéutica de cualquier anormalidad física y de malestares psicosomáticos relacionados con ella, el médico puede aconsejar a la pareja cómo desarrollar un entendimiento en lo que se refiere a los aspectos psicológicos de sus problemas sexuales. Especialmente para aquellos que consideran el sexo como un deber desagradable y el final de las relaciones sexuales como una bendición, realmente resulta muy útil una orientación en este sentido. Muchos hombres y mujeres de edad avanzada, por otra parte, pueden ser estimulados por su médico para que lleven a cabo una vida sexual normal. Los autores Master y Johnson parecen estar de acuerdo en que la regularidad de la actividad sexual es esencial para la capacidad y para el trabajo en general. Algunos médicos tienden a cometer errores por exceso de precaución. Los médicos que están atendiendo enfermos con lesiones coronarias, recomiendan el coito mucho después de la recuperación, o lo impiden indefinidamente, creando un estado de ansiedad con la frase "tenga usted cuidado". Cuando los médicos evitan mencionar el sexo, el enfermo se siente suficientemente avergonzado para preguntar sobre él. Una vez que las causas físicas que impiden satisfacción sexual (por ejemplo dispareunia, o inflamación de la próstata), han desaparecido, el médico debe convencer a la pareja para que vuelva a reanudar sus relaciones sexuales anteriores. Cuando la mujer llega a comprender los cambios involutivos naturales inherentes al proceso de envejecimiento del marido, puede realizar un papel significativo haciéndole superar el temor de la impotencia. Tal y como manifestaron Master y Johnson: "Ella no debe preocuparse por un retardo en la erección si está totalmente convencida de que al poco tiempo él reconocerá su atractivo. Una esposa bien informada, no dudará en manifestarse sexualmente cuando comprenda que una vez que se haya vuelto a restablecer la relación sexual con su marido, éste recuperará su habilidad para controlar la eyaculación". No deben olvidarse las necesidades de los viudos o de las personas solas. El doctor Daniel T. Gianturco, psiquiatra de Duke, aconsejó con toda naturalidad a una viuda de 68 años, en perfecto estado físico y atractiva, que se uniera a los círculos sociales que incluyeran hombres en vistas a la posibilidad de "establecer una relación amistosa y alcanzar la meta de una total satisfacción sexual". Otros consejeros médicos sugieren que las personas solas acepten las autoestimulaciones como una forma lógica de vida sexual cuando no pueden conseguir otros medios de satisfacción. Los 70 años no son pecado Es tiempo de que el enfermo geriátrico se libere. Recuérdense las sabias palabras de Golda Meir, exprimera ministro de Israel: "Los 70 años no son pecado". La pérdida del vigor sexual por la edad no debe ser mayor que la pérdida de otras capacidades físicas. Un hombre de 65 años difícilmente puede correr los 100 metros tan rápidamente como lo hacía a los 20 años; pero posiblemente podrá correr esta distancia si lo hace tranquilamente y no experimenta ansiedad por no correr con la misma rapidez que cuando era muchacho. Con un bienestar físico y una orientación mental saludable en el proceso de la madurez, se puede conseguir una situación sexual estimulante que frecuentemente perdura hasta el ocaso de la vida.

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DR. JOAQUIN GONZALEZ ARAGON

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lunes, 14 de mayo de 2012

REVISTA MUNDO MÉDICO, JULIO 1974

En el año de 1974, recién llegado de haber terminado en Italia su especialidad en geriatría y siendo uno de los primeros alumnos latinoamericanos en realizar estudios de posgrado con el doctor Pietro de Nicola en el Instituto de Gerontología y Geriatría de la Universidad de Pavia, el Dr. González Aragón, flamante geriatra fue invitado por la revista Mundo Médico para que en su edición de Julio de 1974 coordinara todo el ejemplar sobre el tema de la vejez y sus repercusiones para México. En esta revista se encuentran conceptos que hasta la actualidad siguen siendo vigentes y nos comprueban que las autoridades del sector salud de 5 sexenios han demostrado muy poco interés por asegurar el futuro de los adultos mayores. REFLEXIONES SOBRE SIMONE DE BEAUVOIR Simone de Beauvoir publicó hace veinticinco años la obra que está en la base del movimiento de liberación femenina: En El segundo sexo cumplió la tarea de descubrir a la mujer ante el hombre y sobre todo ante sí misma; de darle conciencia de que su permanente derrota no debe ser infinita, y para ello es necesario que asuma su destino femenino y su condición de individuo autónomo, que deje de ser objeto en manos del hombre para convertirse en protagonista de la historia y de su propia vida. En tiempos recientes Simone de Beauvoir ha publicado una obra tan ambiciosa, fecunda e importante como El segundo sexo, que se intitula: LA VEJEZ, un nuevo alegato revolucionario en pro de la otra gran mayoría oprimida de nuestro tiempo: los ancianos. Se ha dicho que la muerte ha reemplazado a la sexualidad como el "sucio secretito" del que nadie se atreve a hablar. No queremos ver de frente a la vejez y a la muerte, pese al hecho indiscutible de que un día todos seremos viejos y estaremos muertos. La sociedad contemporánea ha levantado un inmenso teatro en que se realizan actos de ilusoria prestidigitación para hacernos creer que, mientras los demás se hunden, nosotros podemos Salvarnos de lo que llamó Chateaubriand "la vejez, ese naufragio". Simone de Beauvoir nos arroja a la cara un espejo en que nadie quiere reconocerse y muestra que, cuando menos en un terreno, hombres y mujeres son absolutamente iguales. Su libro es de lectura angustiosa pero es uno de los pocos para los que vale el malgastado slogan de que debía ser leído por todos: para enseñarnos, antes de que sea tarde, a compartir la que es sin duda la experiencia central de nuestra vida. Los ancianos son las víctimas más ignoradas de nuestro mundo. Personas que repudian la discriminación racial y la explotación de los pobres, no tienen el menor escrúpulo de conciencia para deshacerse de sus padres y abuelos y enviarlos a languidecer en asilos que son sepulcros anticipados y prisiones que vuelven redundante el infierno. También Simone de Beauvoir considera la vejez una culminación. Sí, es la cúspide de una vida en que hemos funcionado, no como seres humanos, sino como aparatos productores y consumidores. En donde no hubo fraternidad ni lucidez no puede haber nada que refrene, mitigue o consuele el desmoronamiento. Nuestra inhumanidad para con los viejos, la desdeñosa opresión que ejercemos sobre ellos, constituyen la prueba más abierta de la indecencia de la cultura que heredamos.

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DR. JOAQUIN GONZALEZ ARAGON

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