LA VEJEZ
En el año de 1974, recién llegado de haber terminado en Italia su especialidad en geriatría y siendo uno de los primeros alumnos latinoamericanos en realizar estudios de posgrado con el doctor Pietro de Nicola en el Instituto de Gerontología y Geriatría de la Universidad de Pavia, el Dr. González Aragón, flamante geriatra fue invitado por la revista Mundo Médico para que en su edición de Julio de 1974 coordinara todo el ejemplar sobre el tema de la vejez y sus repercusiones para México. En esta revista se encuentran conceptos que hasta la actualidad siguen siendo vigentes y nos comprueban que las autoridades del sector salud de 5 sexenios han demostrado muy poco interés por asegurar el futuro de los adultos mayores.
LA VEJEZ, EL PASO DEL TIEMPO
Nuestra conducta para con los ancianos no sólo es inhumana: también es suicida. Equivale a prender fuego a la casa que hemos de habitar. Cada miembro de la colectividad debería saber que su porvenir está comprometido pues casi todos tienen relaciones individuales y estrechas con ciertos viejos. La sociedad dirigente impone su estatuto a las personas mayores, pero el conjunto de la población activa es su cómplice. En la vida privada, ni hijos ni nietos se esfuerzan por suavizar la suerte de sus ascendientes.
Los ancianos son siempre perdedores en una sociedad tecnológica que ha hecho de la novedad el mayor valor y ha convertido la experiencia en un estorbo y no, como en otras épocas, en un valor envidiable y largamente codiciado. El viejo queda sin calificaciones porque deja de ser productor. La mujer y el adolescente pueden depender económicamente de los adultos pero tienen defensas de las que carece el anciano: la esposa presta el trabajo doméstico; el adolescente llegará a ser un hombre que podrá pedir cuentas; el viejo no hará sino bajar hacia la decrepitud y la muerte; no sirve para nada. Es un objeto molesto, inútil; lo que deseamos es poder tratarlo como a un cero a la izquierda. Ante el más joven es su caricatura, se divierte en ridiculizarlo para desolidarizarse con él por medio de la risa.
La gran paradoja de nuestro tiempo es que los mismos avances médicos que han hecho posible la explosión demográfica harán que existan cada vez más jóvenes pero también un mayor número de viejos. Ninguno de los sistemas contemporáneos está preparado para hacer frente a este desafío. Condenados a un estatuto de subhombres, a la miseria, a la soledad, a la desesperación, la tragedia de los ancianos es la consecuencia final de un sistema de vida mutilador que no ofrece ninguna razón para existir. Los viejos tienen hambre, frío, necesidades exacerbadas por su incapacidad de satisfacerlas. Su cuerpo es sólo frustración y padecimiento.
Antes que los libere la nada, han de enfrentarse a los horrores de otras muertes y adioses, padecimientos, esterilidad mental, soledad, conciencia amarga de vivir en un mundo que ya no entienden y que seguirá su curso sin ellos.
Con ayuda de instituciones oficiales y privadas, el hombre debe prepararse para asumir con valor y dignidad las varias etapas de la vejez
Como todos los mexicanos, las personas mayores tienen derecho a contar con los medios necesarios y suficientes para satisfacer y disfrutar una vida dentro de los niveles adecuados a su dignidad que les permita utilizar los bienes materiales, sociales, culturales y morales que la civilización ha creado para el beneficio colectivo. Este concepto progresista obliga al Estado a intervenir orientando los estudios necesarios, proponiendo soluciones a la incierta situación de millones de mexicanos de más de 40 años de edad y muy especialmente de los que ya están en la senectud, presenilidad, o senilidad. Esto es todavía más importante porque la vida se ha extendido a consecuencia de la técnica y el hombre es considerado como productor y consumidor de objetos económicos.
La gerontología es una de las ciencias que más rápidamente progresa y es uno de los factores de la vida moderna que más investigaciones ha tenido. Tiene una proyección social trascendental tanto en nuestros días como en el futuro económico, político y social de México y Latinoamérica. Las investigaciones gerontológicas tienen una profunda influencia sobre las ciencias humanistas y han causado fuerte impacto en toda la población.
Estadistas, industriales, banqueros, líderes obreros, políticos, educadores, profesionistas, han dedicado tiempo a meditar, estudiar y reunirse para cambiar opiniones relacionadas con este problema de la civilización contemporánea, es decir, el de la longevidad vital del hombre; específicamente: cómo utilizar su experiencia en bien de todos. Este aspecto es importante en nuestro medio donde falta en número suficiente hombres versados y con pericia para cubrir las necesidades de progreso social.
En reuniones tanto nacionales como internacionales han surgido formas en que se puede conseguir una vida más sana y humana, la reducción de las horas de trabajo, la modernización de las industrias, servicios sociales más abundantes, horas de descanso y esparcimiento. Estos y otros problemas han tenido que ventilar los asistentes a las reuniones convocadas unas veces por los gobiernos, otras por las sociedades gerontológicas y geriátricas, porque las tendencias sociales actuales desean satisfacer las necesidades del hombre respetando su independencia individual y procurando utilizar su experiencia en nuevas industrias complementarias y en las existentes; en servicios sociales, educativos, cívicos.
Dentro de la organización más adelantada de un Estado benefactor de prestaciones sociales es muy importante recordar que la atención y la preparación para la vejez tiene varias etapas: la preclínica o preventiva, la profilaxis de las enfermedades y padecimientos de la vejez, que se inician muy pronto en la vida, la etapa de orientación o de tratamientos curativos y el periodo donde solamente se pueden usar medios paliativos. Este último es la condición actual de los cuidados de las personas de edad, pero debemos aspirar a que esta etapa no exista sino en una mínima escala.
La inactividad acelera el envejecimiento
Es indispensable preparar psicológicamente a las personas provectas y a sus familiares para la vejez, para el retiro, así como preparar actividades adecuadas a sus condiciones psicosomáticas que ayudarán a resolver su situación financiera a fin de que no sean una carga para sus familiares y el Estado. Hay todo un proceso de condiciones, tanto económicas como educativas y sociales que son necesarias para resolver, de acuerdo con el interés individual de la sociedad, de la economía y la situación política conveniente para el Estado, la problemática que constituye la falta de atención a este núcleo de personas. Nadie debe dejar el trabajo prematuramente en bien propio y de la sociedad, ya que la inactividad acelera el envejecimiento. Es aconsejable una buena preparación psíquica para el retiro de actividades o la jubilación; esta preparación debe empezar 10 años antes de que tenga lugar el retiro.
Existen miles de hombres y mujeres que combatieron en la lucha armada de nuestra Revolución y son los que han hecho posible el progreso político, social y de servicios públicos del que actualmente disfrutamos. Ahora, las generaciones nuevas tenemos una deuda que pagar y lo mínimo que podemos hacer es permitirles envejecer en forma digna y humana, respetando su independencia ciudadana.
Ya se ha mencionado que en la gerontología médica o geriátrica se consideran periodos fundamentales en la clasificación de padecimientos. La etapa preclínica —preventiva de los padecimientos— corresponde de los 40 a los 59 años y la siguiente, que comprende de los 60 años en adelante, es en la que ya existe la presencia de padecimientos que se hubieran evitado o controlado con una buena atención durante el periodo de 40 a 59 años.
La tragedia del envejecimiento
En nuestra sociedad envejecer constituye una tragedia para la mayoría de los individuos de uno y otro sexo. No existe la debida preparación para las distintas etapas de la vida como son la madurez, la madurez avanzada, la presenilidad y la senilidad, ya que éstas poseen diferentes objetivos y satisfacciones, pudiéndose afirmar que aquel que envejece sin una orientación técnica, asistencia médica y colaboración social, que proporciona la nueva ciencia llamada gerontología, llega a una vejez llena de desengaños, con enfermedades, incapacidades, desajustes económicos y psicológicos que pueden llegar hasta la neurosis, en algunos casos grave. Es triste observar que gran número de personas de edad avanzada se encuentran un punto menos que abandonadas por sus familiares, otras disfrutan de boyante situación económica desenvolviéndose con prestancia y desenfado en las esferas sociales, políticas o en los negocios; pero también existen los que son humillados y relegados como un mueble viejo o que en último caso son hasta maltratados de palabra y obra.
Debemos entender por gerontología (del griego geron, viejo o anciano) la ciencia biológica que se ocupa del envejecimiento y, por consiguiente, estudia los fenómenos vitales tanto en sus aspectos fisiológicos normales, patológicos, psicológicos, sociales y económicos que tienen lugar en las etapas avanzadas de la vida. Geriatría (del griego geron, anciano y iateia, curar) es la especialidad médica derivada de la anterior que estudia y trata los cambios y enfermedades del organismo provecto.
Los objetivos de la gerontología se dividen en tres grupos:
1.—Biología de la edad.
2.—Problema clínico de la edad.
3.—Problemas económicosociales de la vejez.
El primero, que se refiere a la biología de la edad, a su vez se subdivide en los capítulos a): Estudios sobre los fenómenos de la evolución y desarrollo, y b): Estudios sobre los fenómenos característicos de la involución y la senectud.
Este aspecto clínico de la edad en general se subdivide en dos grandes grupos: a) medicina pediátrica, y b) medicina geriátrica. Por otra parte, la medicina geriátrica se subdivide en tres ramas que estudian:
1. La senectud y la senilidad normales tanto en sus aspectos físicos como mentales.
2. La dedicada al estudio de las enfermedades de la senectud (geriatría propiamente dicho) que pueden llegar a producir incapacidades o insuficiencias de diversos grados.
3. Aquella que se relaciona con los aspectos psicológicos del individuo de edad avanzada, llamada psicogerocomía.
Desempleo, jubilaciones, incapacidades
El tercero y último de los objetivos de la gerontología agrupa los estudios de los problemas económicosociales. Entre los aspectos económicos podemos mencionar el desempleo, las jubilaciones, las consecuencias de las enfermedades crónicas o de los incapacitados física o psíquicamente, y el que se refiere al empleo de las personas de edad en las industrias. Otros problemas no menos importantes son el cultural: la educación del adulto y de los familiares que lo rodean, así como las diversas actitudes de ellos para con el anciano; y lo más importante para la humanidad, lo que se refiere a la madurez intelectual y emocional de las personas mayores.
Los investigadores tanto nacionales como extranjeros han llegado a la conclusión de que "no se puede esperar una vejez normal si no se ha tenido una atención médica adecuada durante la niñez y la adolescencia".
La ciencia médica de este siglo es la responsable de las causas que aumentan las posibilidades de supervivencia de los individuos para una vida más sana y más tranquila. Las cada vez mayores medidas sanitarias (medicina preventiva), habitaciones saludables y una nutrición más equilibrada en sus tres componentes básicos (hidratos de carbono, grasas y proteínas) contribuyen a edificar un edificio más sólido y resistente que es el organismo humano.
México es una nación poseedora de un elevado incremento de población, del cual se deriva la "obligada necesidad" de prever y resolver los problemas apremiantes de sanidad, principalmente de ingeniería sanitaria, y de buscar y planear nuevas fuentes de trabajo y de abastecimiento para alimentar a una población en constante aumento. Las autoridades, en este caso, deberán desarrollar su máximo esfuerzo, ya que este aumento constante de población va acompañado de una mayor longevidad de los que la integran. Es por esto que México es considerado como una nación en crecimiento, lo que implica muchos puntos por analizar; por ejemplo, la energía potencial de México, la sanidad biológica y el desarrollo técnico y cultural de toda su población.
Aunque la prolongación de la vida tiende a aumentar el número de habitantes de edad más avanzada, aumenta también el número de nacimientos de un año para otro, formándose gráficamente una pirámide que, sin cambiar su forma, sigue creciendo más y más, haciéndose cada vez más grande. Tal es la condición demográfica de México.
Muerte fisiológica y muerte patológica
Los cambios progresivos del organismo que va envejeciendo no son característicos de enfermedades específicas. La vida del individuo, considerando a éste como entidad, es un fenómeno cíclico que en grandes líneas presenta un desarrollo regular y constante para cada etapa. El periodo de involución es de poca importancia para el género, pero de mucha importancia para el individuo, pues justamente la duración de la involución es el tiempo de descanso de la vida madura a la muerte fisiológica, la cual es más o menos determinante en la duración total de la vida, puesto que evolución y madurez tienen una duración bien limitada para cada individuo. Comparativamente con los animales de capas inferiores, la involución en el hombre dura mucho más tiempo como ser más complejo y evolucionado que es.
Por involución entendemos, en este curso de ideas, la contrapartida de evolución, el envejecimiento fisiológico del individuo como conjunto, que termina con la muerte fisiológica. La muerte fisiológica o por vejez en el hombre es sólo un postulado teórico. Aceptamos que no puede el hombre vivir eternamente y que deberá llegar, sin influencia exterior, al término de su existencia terrenal. Esta opinión está apoyada en el hecho de que nunca se ha demostrado que no existe una muerte fisiológica. Por otra parte, sin embargo, se puede alegar con la misma seguridad que tampoco existe una determinación convincente de la existencia de una muerte patológica. Resumiendo ambos conceptos de "muerte fisiológica" y "muerte patológica" podemos decir que la vida humana es limitada y termina a consecuencia de una influencia que llamamos patológica. Pero hemos de pensar siempre que "todo anciano muere por la debilidad senil". Conforto dice que si durante la vida tuviéramos la resistencia a las enfermedades que tiene un niño de 10 años, podríamos vivir aproximadamente 700 años, pero por desgracia la resistencia a las enfermedades se hace progresivamente menos efectiva con la edad.
Se puede dividir el ciclo vital del individuo en cuatro etapas: la de desarrollo o evolución, la de madurez, la de senectud y la de involución o senilidad.
Cada una de estas etapas tiene sus particularidades. En la primera, la velocidad de los cambios energéticos y de crecimiento son mayores. Mientras más se acercan a la etapa de involución, esos cambios nutricionales y el poder regenerativo de los tejidos disminuyen de manera palpable hasta llegar a ser casi nulos en la extrema senilidad.
Naturalmente que podemos determinar el momento final de la involución, es decir, la muerte por vejez en su postulado teórico, pero resulta muy difícil fijar el comienzo de la involución. Si consideramos la involución como proceso continuo que finaliza con la muerte fisiológica, en ciertos aspectos se podría apoyar la opinión de que ésta empieza desde el nacimiento y considerar la vida como "el camino hacia la tumba". En opinión de algunos especialistas el cerebro humano ya desde el nacimiento presenta fenómenos de involución; la elasticidad del iris, por ejemplo, disminuye inmediatamente después de nacer, no significando esto que el individuo como conjunto involucione desde su aparición sobre la Tierra.
Entre la época de madurez y la de senectud tenemos el periodo reproductivo que queda situado entre los 15 y los 55 años.
La época de mayor rendimiento intelectual la encontramos entre los 40 y 50 años. Sobre el tema sería interesante hacer referencia a las conocidas investigaciones de Charlotte Buhler en su libro El curso de la existencia humana como problema psicológico, donde hace un estudio de la tipología del individuo, dividiéndolos en cuatro grupos según las características evolutivas de su rendimiento intelectual. Estos grupos son: 1. El que tiene gran rendimiento durante su juventud; 2. Aquel cuyo rendimiento va aparejado con la etapa de la vida sexual activa; 3. Aquel cuyo rendimiento intelectual es mayor después de su vida sexual; 4. Aquel cuya productividad intelectual comienza desde muy joven y continúa invariablemente hasta llegar a una edad muy avanzada. Vischer agrega otro grupo a los anteriores señalando que es importante porque agrupa a los individuos que tienen dos épocas de gran productividad separadas por una época de receso o silencio intelectual y cuyo prototipo sería Emmanuel Kant.
La involución a partir de los 60
Actualmente resulta un poco difícil señalar el momento preciso en que se inicia la involución especialmente por las variaciones que pueden haber entre los individuos, pero no nos equivocamos si fijamos el inicio de la involución alrededor de los 60 años, momento que coincide con la terminación de la etapa de madurez, transformando la línea ascendente de la evolución en una línea descendente (con una meseta entre las dos), la cual continúa en dirección de la línea básica hasta encontrar a ésta en el punto de muerte fisiológica, pero no llega hasta este punto por ser antes interrumpida por una causa patológica.
Helbruna en su libro Fisiología de la edad apoya lo anterior al manifestar que los seres vivientes envejecen porque no tienen capacidad para eliminar completamente los residuos intracelulares. Montgomery y Chil opinan que es la acumulación de productos de desecho la causante del envejecimiento. Jichel va un poco más lejos al opinar que el proceso de la involución se debe a un metabolismo incompleto.
Una teoría diferente sobre el tema es la emitida por Lansign al señalar que el aumento del calcio en la corteza celular es el que disminuye la función celular normal, sobreviniendo por tal motivo un déficit funcional. Cowdry, Delage y Jenning sostienen que la edad es el resultado de la diferenciación celular, es decir: las células han perdido su facultad de regenerarse. Rusicks, Marinesco, Eh-remburg, Dor, y otros, argumentan que el envejecimiento biológico es igual al de los coloides. Conwdy dice también que los organismos de edad no tienen coloides viejos sino de reciente formación, pero con características de coloides viejos.
Rose está haciendo estudios sobre la relación entre los cambios en las proteínas a las cuales el organismo reacciona por medio de la autoinmunidad. Según sus investigaciones opina que el cuerpo combate por medios inmunológicos su propio envejecimiento hasta acelerar su deterioro. Pauling está haciendo estudios en relación con el mecanismo del sueño, la anestesia quirúrgica, la memoria y sus cambios con la edad. Tyler estudia los efectos de la edad sobre el sistema reproductor, así como de los trasplantes de un animal a otro.
Strehler y Shock en sus trabajos llegan a las siguientes conclusiones: 1. Que la mutación celular es responsable de los cambios llamados de envejecimiento y que tienen relación con la longevidad. 2. Que el proceso de control de crecimiento y diferenciación de las células del cuerpo contiene los factores de envejecimiento. 3. Que la acumulación de ciertas materias de desecho en la célula tiene acción sobre el proceso de la edad.
Spencer y Muhlman sostienen que la edad se debe a los cambios en el volumen y la superficie celular. Metchnikoff creó toda una teoría de que la putrefacción intestinal era la causa determinante del envejecimiento. (Qué bien que fuera tan simple.)
(Nosotros hemos encontrado que durante el proceso de envejecimiento existe una deshidratación celular que dificulta los intercambios Ínter y extra-celulares y que manteniendo una rehidración con equilibrio de los electrolitos se puede retardar el proceso del envejecimiento celular. Mars y sus colaboradores en Italia han corroborado esta teoría.)
Retrag y sus colegas han predicho que para el año 2000 el 87 por ciento de los pacientes encamados en los hospitales y el 30.2 por ciento de toda la población tendrá más de 65 años, problema muy grave cuando se tiene en cuenta que nuestra sociedad va prácticamente eliminando o segregando al individuo desde los 40 años, cuando apenas empieza a dar fruto a sus muchos años de preparación, experiencia y madurez intelectual. Parece como que actualmente se menosprecia la sabiduría y experiencia de las personas mayores. Los griegos en su época de oro enaltecían y respetaban a los provectos.
En nuestro propio México existía esta situación y todavía en muchos conglomerados y pueblos la junta de los mayores es la que decide sobre problemas locales.
La relatividad del tiempo
Hemos señalado en líneas anteriores que para llegar a determinar la edad avanzada seguimos un proceso complicado, diferente para cada individuo y muy distinto para cada parte del organismo, especialmente para las variaciones que puede haber entre los individuos. No podemos, pues, medir la edad fisiológica de un sujeto. Lo que más podemos hacer es tasarla y llegar a comprender qué edad fisiológica no es igual a edad cronológica; o lo que es lo mismo: "el concepto biológico de tiempo no coincide, sin embargo, con el tiempo cronológico" (Le Comte de Nouy). El valor del tiempo, pues, es completamente distinto entre dos seres. Por ejemplo, el valor de un día para un insecto, que tiene unos cuantos días de vida, que para un hombre que vive setenta años. Asimismo, el valor del tiempo biológico de un año es mayor para un niño que para un adulto o un anciano; biológicamente, un año "dura" más para el niño. El año está para él más pleno de acontecimientos. Física y espiritual-mente el niño cambia en un año más rápidamente que un adulto. La curación de una herida se hace, por ejemplo, en un niño más rápidamente. Correlativamente lo contrario, las personas de edad se recuperan más lentamente de cualquier lesión.
La fuerza física, la capacidad de aprendizaje y la estabilidad emocional, aumentan progresivamente desde la infancia hasta los 20 o 30 años. A esta edad comienza a disminuir la fuerza muscular. La rapidez de los reflejos empieza a decrecer y poco a poco el individuo se vuelve menos ágil, la capacidad de aprendizaje y de memoria duran mucho más tiempo, pero en algunos disminuyen con relativa rapidez.
Muchas personas de edad han perdido poco o nada de sus capacidades porque han sabido cultivarlas, cuidarlas y estimularlas, lo que les proporciona con la edad mejores y mayores facultades de raciocinio y de tolerancia que es lo que caracteriza a los capitanes de industria, políticos relevantes, profesionistas, y escritores destacados.
Hoy en día el promedio de vida es de 68.2 años para el hombre y 70.2 años para la mujer. En nuestro país, como consecuencia de las acertadas medidas sanitarias, tanto preventivas como curativas, estamos llegando ya a altos promedios de vida, comparables a cualquier país, de los llamados occidentales, que poseen altos índices de promedio de vida.
El tiempo se nos ha echado encima
El simple conocimiento de que ya estamos envejeciendo produce trauma psíquico, de variable intensidad según los sujetos, y que en algunas ocasiones nos desconcierta completamente. La enfermedad se vuelve más resistente al tratamiento y la recuperación de la salud durante la convalecencia no se hace a la rapidez de antes.
El retiro del trabajo o la imposibilidad de encontrar un nuevo empleo, que le está vedado al anciano por la presencia de las canas que denotan claramente su edad, la ausencia de amigos y compañeros que han fallecido y la dificultad de hallar otros que llenen este vacío, señalan también que el tiempo se nos ha echado encima inexorablemente.
Todo ello nos obliga a recomendar que periódicamente durante nuestra vida dediquemos unos instantes a la meditación de este tema, sobre lo que estamos haciendo y lo que vamos hacer, justipreciando nuestros éxitos y nuestros fracasos, tanto de nuestras capacidades físicas y mentales como de lo que se relaciona con nuestra situación económica: es decir, hacer un balance de nuestra vida y sentar las bases de nuestro futuro o lo que es lo mismo: hacer un inventario de nuestra vida para el porvenir.
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FEDERICO CAMPBELL editor
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