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domingo, 6 de noviembre de 2011

Artículo fue publicado en la revista Mundo Médico en el mes de noviembre de 1996

Este artículo fue publicado en la revista MUNDO MEDICO en el mes de Noviembre de 1996 cuando hubo un auge en la importancia de la geriatría y su reconocimiento oficial como especialidad, así como, las cátedras en diversas universidades. Por ello, la editorial solicitó al Dr. González Aragón la coordinación de esta Edición Especial en la que destacan los preceptos que desde 1980 ha postulado el primer médico geriatra con posgrado en México.

CALIDAD DE VIDA EN LOS ADULTOS MAYORES Y PERSONAS MAYORES
Nuestro país como el resto del mundo está enfrentando una transición demográfica determinada por el control de la natalidad y los avances médico-sociales, que han establecido una reducción de la mortalidad y un aumento de la expectativa de vida hasta los 70 años. El incremento en la población adulta y en las personas mayores ha señalado una mayor frecuencia de enfermedades crónico degenerativas y una nueva problemática médico, psicológica, social y económica planteada por los envejecientes, en el campo de la atención de la salud.
En las condiciones actuales se puede asegurar que quienes trabajan en la esfera de la salud han de emplear cada vez mayor cantidad de su tiempo en la atención de estos pacientes, lo cual obliga a estar preparado para enfrentar la creciente demanda de cuidados especializados. Las condiciones patológicas de las personas mayores presentan diferentes matices y nuevas dimensiones, cuando se conjuga el punto de vista de la medicina interna con el complejo proceso de envejecer, es por ello que nos encontramos en la evolución de nuestra propia transición como profesionales en una sociedad envejeciente, en la que debemos ampliar los modelos terapéuticos con patrones de funcionalidad, autonomía, autosuficiencia y calidad de vida.
Aún existen ciertas controversias para delimitar el periodo de la vejez, a este respecto, conviene aclarar que en los países en desarrollo se sigue el criterio de la ONU, de considerar como margen para fines estadísticos, la edad de 60 años, mientras que en los países desarrollados se prefiere seguir utilizando la edad de 65 años, lo que produce cierta confusión al revisar la literatura.
En el mundo de habla hispana se utilizan diversos términos para referirse a los individuos en la etapa de la vejez. Si tenemos en cuenta que las tres edades son: infancia, vida adulta y vejez, el vocablo correcto es el de viejos. Sin embargo debido a que puede tener una connotación asertiva o peyorativa, se ha considerado: je el término más apropiado es el de personas mayores, pudiendo también utilizarse como sinónimos el de personas de edad, personas de edad avanzada y personas de la tercera edad. La palabra anciano designa a los viejos con problemas socioeconómicos y asitenciales, mientras que los modismos clásicos de gerente y senecto son más propios para la literatura que para reflejar una realidad humana. Se denomina población de la tercera edad, al grupo etario más allá de los 60 años. Al extenderse los horizontes de prevención y autocuidado hacia etapas que corresponden a la edad adulta, se ha empezado a utilizar el término de adultos mayores para designar a los individuos desde los 50 años, como un concepto global que abarca la madurez y la vejez.
En los últimos veinte años, en México han ocurrido cambios notables en la percepción y actitudes de los profesionales de la medicina y de las instituciones del Sector Salud hacia una mayor aceptación de la geriatría y gerontología. Si todo a nuestro alrededor está en proceso continuo de cambio, no podíamos permanecer estáticos, pues al detener nuestra evolución quedaríamos fuera de nuestra propia vida y misión social. La vejez es movimiento y debemos enfrentar el envejecimiento de nuestra sociedad y de nosotros mismos, en un entorno activo, en el cual debemos interactuar y aprender de nuestro destino inevitable.
Este es el mérito de Mundo Médico que en este número especial nos presenta una extensa revisión de tópicos y temas relacionados con los pacientes mayores, siguiendo las recomendaciones de la OMS, de difundir conocimientos a los profesionales de la salud, sobre todo en los niveles de atención primaria, para obtener el máximo beneficio en la prevención y curación de sus pacientes mayores.
Nadie duda que un buen internista o médico general está en óptimas condiciones de diagnosticar correctamente una enfermedad prostética, una demencia o una incontinencia urinaria, asimismo de que es capaz de manejar sus fármacos correctamente, en un paciente viejo. Pero el conocimiento geronto-geriátrico justifica y consolida cada vez más su utilidad, porque da respuesta adecuada a la vasta problemática del adulto mayor, al proponer un manejo integral.
La evaluación y manejo de los adultos mayores implica conocimiento en el I envejecimiento y las condiciones psicológicas, sociales y económicas de las personas de edad.
Todos los médicos, con excepción de los pediatras, tratan diariamente a un número creciente de pacientes mayores, con un aumento notable en la frecuencia de padecimientos crónico degenerativos y cuyo tratamiento requiere habilidades específicas. La distinción entre los cambios producidos por el envejecimiento y las enfermedades en la vejez, debe realizarse con base en una gran sagacidad clínica, evitando caer en el error de considerar las condiciones patológicas como irremediables por razón de la edad.
En busca de atención médica acuden a diario un gran número de adultos mayores sanos e independientes, otros con enfermedades agudas o con problemas médicos menores y varios más con enfermedades crónico degenerativas que los van deteriorando progresivamente al grado de volverlos frágiles, discapacitados e inválidos; estos pacientes esperan de sus médicos opciones positivas y adecuadas para lograr la mejoría en sus padecimientos junto con la certeza de una mejor calidad de vida.
Los puntos clave en la evaluación y manejo de las personas mayores son:
·         El conocimiento de las alteraciones morfológicas y fisiológicas durante el curso de la involución del organismo en el proceso del envejecimiento con sus componentes degenerativos.
·         La homeostasis disminuida y por tanto inestable hace un equilibrio muy precario y una línea   divisoria muy estrecha entre normalidad y enfermedad, entre fisiología y patología.
·         La disminución de las reservas funcionales, respuesta inmunológica, capacidades adaptativas, etc. determinan un aumento de susceptibilidad y vulnerabilidad a los agentes agresores bióticos y abióticos.
·         La tremenda diferencia en el proceso de envejecimiento de individuo a individuo, a una misma edad, después de los 60 años; lo que nos hace meditar que cada paciente es distinto y el viejo aforismo médico "no hay enfermedades, sino enfermos" adquiere mayor relieve en la vejez.
·         Que dentro de un mismo organismo los órganos no envejecen a la misma velocidad y su involución no obedece a procesos tan específicos y similares como lo fue durante la infancia o en la juventud.
·         El envejecimiento es un proceso que dura toda la vida y está determinado por factores genéticos o intrínsecos y ambientales o extrínsecos, que inciden de diversa manera en los distintos individuos a las diferentes edades.
La enfermedad en la vejez es un proceso específico desarrollado en un organismo deteriorado por el tiempo, por cambios biológicos y situaciones en las que interviene el medio ambiente, la familia y la sociedad; en ninguna otra rama de la medicina, estos factores influyen de manera tan decisiva en la salud de los pacientes. Una enfermedad en el adulto joven presupone una recuperación satisfactoria mientras que conforme avanza la edad, la recuperación es más lenta, el tratamiento más difícil y la colaboración del paciente y los familiares así como de la sociedad, constituyen elementos determinantes.
Las características del paciente geriátrico son:
·         Diferentes enfoques diagnósticos
·         Los síntomas y signos son atípleos
·         Multipatología como regla general
·         Efecto de acumulación y mayor frecuencia de complicaciones
·         Diferente evolución, curso y reacción de la enfermedad
·         Imposible hacer un diagnóstico único
·         Terapéutica peculiar y racional por el peligro de la polifarmacología
·         Mayor riesgo de intoxicación por medicamentos
·         Presencia de problemas psíquicos diversos que los convierten en sujetos negativos y poco cooperativos
·         Diagnóstico o diferencial complicado
·         Relación indisoluble con el medio ambiente social poco favorable
·         Relación directa de la salud con el factor económico
·         Sustrato nutricional deficiente, ligado a factores culturales, económicos y sociales
Es muy importante enfatizar que no existen "enfermedades propias de la vejez" ni confundirla como sinónimo de enfermedad; son las situaciones las que cambian, la involución natural, hacen que el individuo sea más susceptible y vulnerable al disminuir sus capacidades de adaptación al medio externo y su homeostasis. El límite entre normalidad y patología se vuelva muy sutil.
Por tanto, las "enfermedades en la vejez" son las mismas que ocurren en todas las edades y lo que cambia son las características, condiciones y evolución del proceso patológico.
Enfermedades que son más comunes en la vejez y poco frecuentes en la edad adulta:
·         Incontinencia urinaria
·         Osteoporosis
·         Fractura de cadera
·         Ulceras de decúbito
·         Problemas prostéticos
·         Cataratas y glaucoma
·         Accidentes cerebrovasculares
·         Enfermedad de Parkinson
·         Síndromes demenciales
·         Herpes zoster
Enfermedades que existen tanto en la vejez como en la edad adulta, que adquieren caracteres peculiares y evolución muy distinta en la vejez:
·         Hiper e hipotiroidismo
·         Infarto al miocardio sin dolor
·         Edema agudo de pulmón sin disnea
·         Neumonía afebril
·         Embolismo pulmonar silencioso
·         Depresión
·         Enfermedades malignas del colon y pulmón
·         Síndrome de abdomen agudo atípico
·         Disfunciones sexuales
·         Yatrogenia
Multipatología: enfermedades que más frecuentemente coexisten en los viejos
Procesos de evolución crónica que interactúan, hacen la evolución, más tórpida, difícil el diagnóstico y el tratamiento más elaborado:
·         Insuficiencia cardiaca congestiva
·         Angina de pecho
·         Insuficiencia renal crónica
·         Insuficiencia venosa periférica
·         Constipación crónica
·         Osteoartritis y osteoporosis
·         Problemas urinarios diversos
·         Diabetes mellitus
·         Obesidad
·         Trastornos psiquiátricos del tipo neurosis, ansiedad y depresión
El manejo médico de las personas mayores debe enfocarse al tratamiento de los procesos patológicos de acuerdo con los más estrictos criterios de una terapéutica farmacológica o quirúrgica, así como a las medidas de apoyo complementarias, teniendo siempre en consideración que el objetivo primario es: conservar la función, minimizar cronicidad y evitar invalidez. La aplicación de los conocimientos geronto-geriátricos debe enfocarse en el contexto de medicina integral a las personas mayores, a fin de reducir al mínimo, aliviar, prevenir o incluso eliminar los efectos adversos físicos y sociales in-deseables de las enfermedades en la vejez y a retardar la incapacidad permanente y la dependencia. El concepto ideal es mantener al paciente mayor de edad con una buena calidad de vida, autosuficiente e independiente en su domicilio, en el seno de la familia e integrado a la comunidad, el mayor tiempo posible, dejando la institucionalización como el último recurso de atención, sólo cuando sea estrictamente indicado.
Los planes terapéuticos no deben limitarse únicamente a la prescripción de medicamentos o a la aplicación de procedimientos quirúrgicos. El manejo integral gerontológico incluye:
·         Indicaciones nutricionales precisas
·         Orientaciones sobre estilos de vida saludables (ejercicio, no tabaco, no alcohol, control de peso, etc.)
·         Apoyo psicológico
·         Medidas de rehabilitación (bastones, apoyos, barandales, fisioterapia)
·         Asegurar la responsabilidad de la participación familiar
·         Involucrar al sector informal (amigos, vecinos, comunidad, voluntarios)
·         Utilizar en forma adecuada el sector formal (IMSS, ISSSTE, DIF, INSEN)
·         La participación del equipo multidisciplinario: enfermera, psicólogo, odontólogo, fisioterapeuta, trabajadora social, gericultista y nutriólogo entre otros.




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