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domingo, 20 de mayo de 2012

REVISTA MUNDO MÉDICO, JULIO 1974

 LA VIDA SEXUAL EN LA VEJEZ 

En el año de 1974, recién llegado de haber terminado en Italia su especialidad en geriatría y siendo uno de los primeros alumnos latinoamericanos en realizar estudios de posgrado con el doctor Pietro de Nicola en el Instituto de Gerontología y Geriatría de la Universidad de Pavia, el Dr. González Aragón, flamante geriatra fue invitado por la revista Mundo Médico para que en su edición de Julio de 1974 coordinara todo el ejemplar sobre el tema de la vejez y sus repercusiones para México. En este artículo se expresan conceptos que en la década de los 70 eran novedosos y causaron impacto en la naciente especialidad de la Sexología, sobre todo porque muy poco se había escrito sobre este tema considerado como un tabú. LA VIDA SEXUAL EN LA VEJEZ Lejos de abandonarnos con el devenir de los años, el erotismo nos acompaña durante toda la vida Típica de nuestros prejuicios sobre la madurez es la historia referida por la doctora Sophia J. Kleegman cuando fue profesora de obstetricia y ginecología en la Escuela de Medicina de Nueva York. Decía: "Cuando era joven residente estaba realizando una operación de plástica vaginal y mi jefe me llamó la atención: Tenga cuidado. No haga sólo que su paciente goce de un buen sostén pélvico, tenga en cuenta que también necesita suficiente espacio para continuar su vida sexual." Entonces ella dijo: "Pero la enferma tiene 56 años", y mentalmente pensó: "¿sexo a esta edad?" Considerando que el jefe de la doctora Kleegman tenía también 56 años le explicó que el sexo no finaliza a los 50 años. "Esta lección", agregaba la doctora Kleegman, "fue de gran beneficio para todos mis pacientes futuros de edad avanzada." Hoy día la educación sexual entre los médicos es todavía inadecuada en muchas escuelas de medicina. Probablemente uno de los más grandes vacíos del conocimiento médico, entre los internistas, es el referente a la sexualidad de la gente provecta. En ocasiones el médico puede mantener propios prejuicios en su consultorio. El eminente autor británico doctor Alex Comfort, especialista en biología del envejecimiento, observa: "La imagen del final de la vida ha sido tal que el individuo asexual espera pacientemente el otro mundo". En nuestra sociedad, juvenilmente orientada, los médicos son los que pueden disipar los errores existentes que se refieren a la "falta de sexualidad en las etapas avanzadas de la vida" y estimular el derecho de las personas de cierta edad a que manifiesten libremente su sexualidad sin la idea de culpabilidad. Mitos e ideas falsas Considérense estos conceptos vistos por una autoridad médica: Los hombres y mujeres de edad no tienen necesidades y deseos sexuales: este mito puede complicar el diagnóstico de los problemas médicos y psicológicos y dañar las relaciones interpersonales dentro o fuera del matrimonio. En realidad la investigación ha demostrado que el interés y la capacidad sexual generalmente perduran hasta la edad avanzada. Los hombres de edad provecta están expuestos a desviaciones sexuales: aquí se refieren al exhibicionista y al individuo que molesta a los niños. Actualmente, el verdadero exhibicionista rara vez se encuentra después de los 40 años y aquellos que molestan a los niños se hallan frecuentemente en las edades medias. El hombre maduro no tiene mayores "prevenciones" que las que tiene el hombre joven, y mirar fotografías "pornográficas" no es diferente a esa edad o a los 10 años. El coito y la emisión seminal se debilitan y tienden rápidamente al envejecimiento y la muerte: éste es un error popular. Si bien las relaciones sexuales pueden significar problemas para los enfermos cardiacos e hipertensos, la emisión no significa mayor pérdida de energía. La inactividad sexual en los últimos años puede prolongar la vi-da sexual: por el contrario, la actividad sexual es importante para el mantenimiento de la libido. Únicamente una persona anciana trastornada se dedica a la masturbación: no es cierto. Muchas personas provectas y mentalmente equilibradas se masturban frecuentemente en sustitución del coito. Después de la menopausia disminuye la satisfacción en el coito, principalmente por razones fisiológicas: en realidad la disminución de la satisfacción sexual se debe principalmente a factores emocionales. Construcción sobre prejuicios "Las personas de edad avanzada son sexualmente poco privilegiadas", afirma el doctor Eric Pfeiffer, profesor de psiquiatría del Centro Médico de la Universidad de Duke y una autoridad sobre sexología y envejecimiento. Él insiste en que las personas de edad avanzada, lo mismo que los jóvenes, deben liberarse. Mientras que la revolución sexual afectó dramáticamente a los adolescentes y a otros, existen personas mayores que todavía están fuera de la situación y la discriminan. Debido a la extensa antipatía hacia lo relativo al sexo en la vejez, incluso los médicos pueden ser renuentes a discutir de una manera clara los problemas sexuales de personas de edad avanzada. Estas actitudes negativas pueden impedir que una pareja de edad provecta tenga intimidad cuando comparte un hogar con hijos que están creciendo. Las viudas y viudos, con frecuencia están presionados y no buscan relaciones ni nuevos compañeros ("No te hagas tonto a ti mismo, querido amigo, cuando deberías conocerte mejor"). Una razón por la que se frunce el ceño ante el sexo en la vejez se basa en el concepto tradicional de que el sexo significa procreación, pero no satisfacción. Presumiblemente, se piensa que una vez que un hombre o una mujer han pasado las épocas de embarazo o de la educación de los hijos, también deben desaparecer "los deseos carnales". Desde el punto de vista del doctor Pfeiffer, la gente de edad avanzada debe obtener libertad para comprometerse sexualmente y tan sólo por satisfacción. De acuerdo con la opinión de los doctores Master y Johnson, cada hombre mayor de 50 años está arbitrariamente considerado tanto pública como profesional-mente como un incapacitado sexual. “Cuando el hombre de edad", dicen los sexólogos, "se enfrenta a cambios sexuales involutivos, inexplicables pero naturales, y queda "desinflado" por el muy extendido concepto psicosocial erróneo de que la incapacidad sexual es un componente natural del proceso del envejecimiento, ¿no es lógico pensar que lleva consigo constantemente la impresión terrible del temor a la ejecución del acto?" Pero hoy día tales impresiones no siempre se justifican, como han demostrado las incesantes investigaciones médicas. Lo que demuestra la investigación Es del conocimiento común que la frecuencia del coito sexual disminuye con los años. Pero muchos trabajos de investigación han demostrado que el interés y la capacidad sexuales no desaparecen con el avance de los años. Lo que sí disminuye es la actividad sexual y no necesariamente a consecuencia de la indiferencia. La literatura médica está repleta de documentos que lo comprueban. Entre los trabajos verdaderamente impresionantes que se están realizando se encuentran los del Centro Universitario de Duke para el Estudio del Envejecimiento y el Desarrollo Humano. En dicho centro, durante las dos décadas pasadas, se realizaron 3 estudios longitudinales con 260 hombres y mujeres que habían cumplido 60 años o más cuando comenzó el proyecto. En resumen, los investigadores encontraron lo siguiente: Del 40 al 65 por ciento de las personas que tenían de 60 a 71 años informaron tener relaciones sexuales con alguna frecuencia. Generalmente los hombres estaban más interesados en el sexo y eran sexualmente más activos que las mujeres. Tanto los hombres como las mujeres interesados en el sexo generalmente sobrepasaban la actividad. Pero la actividad sostenida o en aumento era menos frecuente en las mujeres. Entre los hombres, los solteros tenían aproximadamente el mismo promedio de interés y actividad sexual que los casados. Pero la actividad sexual de las mujeres solteras era prácticamente inexistente en la mayoría de ellas. En el promedio de los 70 años se producía un descenso brusco de la frecuencia del coito, que podría tener relación con ciertas enfermedades. Kinsey y sus colaboradores, in-formaron que la frecuencia promedio de las relaciones sexuales totales a la edad de 60 años era 1.3 por semana, y que a la edad de 70 años era de 0.9 por semana. Una investigación realizada en Carolina del Norte demostró que el 54 por ciento de 149 personas casadas y que oscilaban entre los 60 y los 93 años, todavía eran sexualmente activas. Es curioso que los investigadores de Duke encontraran que en sujetos mayores de 75 años existía un deseo sexual moderado o mediano. De los hombres que se encontraban entre ochenta y noventa años, uno de cada cinco informaron haber tenido relaciones sexuales por lo menos una vez al mes. Según Kinsey, un hombre de 88 años de edad que se casó con una mujer de 90 años era sexualmente activo. Efectos del envejecimiento Por lógica, el avance de los años hace pagar su tributo. En los hombres, el proceso de eyaculación, que cuando se es joven tiene dos fases, se hace de una. Los testículos se reducen en tamaño y consistencia. Los túbulos testiculares producen un esperma delgado y comienzan a degenerarse dificultando la producción de esperma. La glándula próstata aumenta de tamaño, y sus contracciones se debilitan. El líquido se-minal es más delgado y se necesita más tiempo para el orgasmo. Master y Johnson encontraron que especialmente después de los 60 años la erección tardaba mucho más y la eyaculación carecía de fuerza y duración. El hombre provecto no comprende estos cambios naturales y fisiológicos y se preocupa extraordinariamente, llegando incluso al pánico, por temor de perder su masculinidad. Bajo la impresión de que es impotente, puede rehuir las relaciones sexuales en lugar de enfrentar la perspectiva de un ego destrozado por episodios repetidos de incapacidad sexual. En la mujer de edad avanzada se reducen las reacciones fisiológicas y la respuesta anatómica ante el estímulo sexual. La reacción del clítoris a la estimulación directa tiende a retrasarse, mientras que existe una menor lubricación vaginal, y la duración del orgasmo se acorta manifiestamente, si se compara con la mujer joven. Sin embargo Master y Johnson enfatizan que ellos han encontrado "una capacidad sexual manifiesta y un trabajo sexual efectivo" en las mujeres mayores que han tratado. Y especifican: "En una palabra, no existe límite establecido en la sexualidad femenina debido al avance de los años". Pero en gran parte la actividad sexual de la mujer mayor depende de la capacidad e inteligencia del compañero y de la potencia sexual de éste. Los individuos de edad avanzada tienen un apetito sexual psicobiológico que generalmente permanece sin respuesta; es lo que indica el doctor Jack Weinber, profesor de psiquiatría de la Es-cuela de Medicina de la Universidad de Illinois. Por ejemplo pueden necesitar contacto táctil. Pero si un hombre de edad avanzada y enfermo alarga una mano débil para tocar a una joven y guapa enfermera, entonces se le considera "viejo rabo verde". Cuando el hombre o la mujer de edad provecta se sienten sexualmente frustrados rara vez hablan acerca de ello. Existe todavía mayor inconveniente cuando uno de los esposos ha muerto o cesa de interesarse por el sexo. ¿Qué elementos pueden ser útiles, entonces, para cubrir las necesidades sexuales? Algunos médicos y consejeros matrimoniales sugieren la autoestimulación para obtener un alivio de la tensión erótica. Se basan en un estudio que considera la masturbación como una práctica a la que puede recurrir una persona de edad. El sexo se ha normalizado mucho más con la juventud pues con la pérdida de uno de los esposos, muchos viudos o viudas refrenan el deseo de volver a casarse, pues consideran el sexo como algo absurdo "a nuestra edad". Pero los geriatras insisten en que una vida sexual agradable puede minimizar los sentimientos de soledad, aislamiento y privación. Factores de la conducta sexual Es perfectamente sabido que la conducta sexual humana está influida por una variedad de factores, en los que se incluyen las características genéticas y biológicas, relaciones interpersonales y los elementos socioculturales. Para una eficacia sexual continuada en los años de la madurez, todos los estudios consideran que una buena salud y un medio apropiado son de vital importancia. También ayuda la fuerza del propio ser y la atracción erótica externa. Con mucha frecuencia, las personas de edad avanzada están mal conservadas y arregladas, y como compañeros de cama tienen una "envoltura" poco atrayente. Entre los hombres de edad avanzada, mientras que la actividad sexual se pierde debido principalmente a una declinación general de la capacidad biológica, también está afectada por la "fatiga psicológica", fastidiada por experiencias monótonas y repetidas, con carencia de técnicas nuevas y de contactos personales. El envejecimiento de la compañera, con la pérdida del atractivo físico, puede descorazonar el deseo sexual y la respuesta de su consorte. La regularidad de la actividad sexual es también una clave para una respuesta continua; cuando se pierde a la compañera, muchos de los hombres de edad madura manifiestan pérdida de potencia. Todavía más intrínseca para el mantenimiento de la sexualidad efectiva es la consistencia. Si un hombre o una mujer tuvieron una actividad sexual elevada durante los años de formación y los años medios, pueden esperar, más adelante, continuar con un relativo alto nivel. En la mujer que ha pasado la menopausia, y especialmente después de los 60 años, la vagina se hace más estrecha y se atrofia. Debido a esto y a otros cambios estructurales producidos por una disminución de los estrógenos el coito puede resultar doloroso. Para algunas mujeres, la contracción uterina resultante del orgasmo puede ser tan dolorosa que tratan de evitar el coito. Tales dificultades, según opinan Master y Johnson, pueden aliviarse con técnicas adecuadas de reposición de esferoides sexuales. El papel del médico Posiblemente avergonzada por ciertas actitudes sociales negativas, la persona provecta sexualmente inhibida o frustrada, con frecuencia no sabe qué hacer, ni hacia dónde dirigirse para una orientación. Es en este momento cuando el médico puede jugar un papel constructivo. También la educación sexual para las personas mayores se está poniendo al día y va en aumento la necesidad de hacerlo. El médico, figura clave con autoridad, es quien puede combatir mejor los presentes temores. Más allá de la terapéutica de cualquier anormalidad física y de malestares psicosomáticos relacionados con ella, el médico puede aconsejar a la pareja cómo desarrollar un entendimiento en lo que se refiere a los aspectos psicológicos de sus problemas sexuales. Especialmente para aquellos que consideran el sexo como un deber desagradable y el final de las relaciones sexuales como una bendición, realmente resulta muy útil una orientación en este sentido. Muchos hombres y mujeres de edad avanzada, por otra parte, pueden ser estimulados por su médico para que lleven a cabo una vida sexual normal. Los autores Master y Johnson parecen estar de acuerdo en que la regularidad de la actividad sexual es esencial para la capacidad y para el trabajo en general. Algunos médicos tienden a cometer errores por exceso de precaución. Los médicos que están atendiendo enfermos con lesiones coronarias, recomiendan el coito mucho después de la recuperación, o lo impiden indefinidamente, creando un estado de ansiedad con la frase "tenga usted cuidado". Cuando los médicos evitan mencionar el sexo, el enfermo se siente suficientemente avergonzado para preguntar sobre él. Una vez que las causas físicas que impiden satisfacción sexual (por ejemplo dispareunia, o inflamación de la próstata), han desaparecido, el médico debe convencer a la pareja para que vuelva a reanudar sus relaciones sexuales anteriores. Cuando la mujer llega a comprender los cambios involutivos naturales inherentes al proceso de envejecimiento del marido, puede realizar un papel significativo haciéndole superar el temor de la impotencia. Tal y como manifestaron Master y Johnson: "Ella no debe preocuparse por un retardo en la erección si está totalmente convencida de que al poco tiempo él reconocerá su atractivo. Una esposa bien informada, no dudará en manifestarse sexualmente cuando comprenda que una vez que se haya vuelto a restablecer la relación sexual con su marido, éste recuperará su habilidad para controlar la eyaculación". No deben olvidarse las necesidades de los viudos o de las personas solas. El doctor Daniel T. Gianturco, psiquiatra de Duke, aconsejó con toda naturalidad a una viuda de 68 años, en perfecto estado físico y atractiva, que se uniera a los círculos sociales que incluyeran hombres en vistas a la posibilidad de "establecer una relación amistosa y alcanzar la meta de una total satisfacción sexual". Otros consejeros médicos sugieren que las personas solas acepten las autoestimulaciones como una forma lógica de vida sexual cuando no pueden conseguir otros medios de satisfacción. Los 70 años no son pecado Es tiempo de que el enfermo geriátrico se libere. Recuérdense las sabias palabras de Golda Meir, exprimera ministro de Israel: "Los 70 años no son pecado". La pérdida del vigor sexual por la edad no debe ser mayor que la pérdida de otras capacidades físicas. Un hombre de 65 años difícilmente puede correr los 100 metros tan rápidamente como lo hacía a los 20 años; pero posiblemente podrá correr esta distancia si lo hace tranquilamente y no experimenta ansiedad por no correr con la misma rapidez que cuando era muchacho. Con un bienestar físico y una orientación mental saludable en el proceso de la madurez, se puede conseguir una situación sexual estimulante que frecuentemente perdura hasta el ocaso de la vida.

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DR. JOAQUIN GONZALEZ ARAGON

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